Para ver imágenes:
El día de Pascua de 1254, un sacerdote estaba dando la comunión en el pueblo de Douai (Francia) y una hostia se cayó al suelo. Se inclinó para recogerla, pero la hostia por sí misma se levantó y voló hasta el purificador que estaba en el altar. Fue a ver y observó en la hostia el cuerpo viviente de un niño maravilloso. Todos los que se acercaron vieron lo mismo. Tomás de Cantimpré, doctor en Teología y obispo de Cambrai, dio testimonio de este prodigio en su libro: “Bonum universale de apibus”. En este libro afirma que la mayor parte lo vio como un niño, otras como Cristo adulto y otros como juez, cada uno según su capacidad o necesidad espiritual. Hay otros documentos sobre este milagro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario