domingo, 23 de septiembre de 2007

Primer milagro de Ntra. Sra. de Lourdes

Fuente: ABC (Diario digital)
Sociedad - 14-2-2004 03:00:04


Con más de cinco millones de peregrinos al año, el santuario de Nuestra Señora de Lourdes -que este miércoles celebró la festividad de su virgen- es uno de los más venerados por los fieles cristianos, quienes acuden en busca de las «curaciones milagrosas», más de 7.000, que acaecen en la cueva de Massabielle desde que en 1858 tuviera lugar el primer milagro.


Pocas horas después de que las manos de Bernardette hiciesen brotar un manantial en la cueva de Massabielle, un obrero que se había quedado ciego por una explosión de dinamita envió a su hija a buscar agua para lavarse los ojos. Era el 25 de febrero de 1858.Tres días despues, Louis Buriette, había recobrado totalmente la vista y protagonizaba el primer milagro documentado.


Desde entonces, la Comision Médica de Lourdes ha declarado «médicamente inexplicables» más de 7.000 curaciones, de las cuales 67 han sido declaradas oficialmente «milagrosas» por la Iglesia católica.


En realidad, el número de curaciones en ese manantial de salud para el alma y para el cuerpo es muchísimo mayor, debido a que la comisión médica solo acepta casos con una clara historia clínica y a que muchos se producen de regreso en casa. Al cabo de un siglo y medio, los milagros continúan, y la comisión médica estudia cada año unos 30 casos sorprendentes, que documenta y conserva en sus archivos hasta que el paso del tiempo demuestra que la curación es duradera.


Una de las últimas curaciones espectaculares ha sido la de Giulia Mongelli Tofani, paralítica total desde hace varios años, quien acudió el pasado otoño en una peregrinación dirigida por el cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini, y volvió curada. Perplejidad y escepticismo El testigo más prestigioso de uno de estos milagros fue el premio Nobel de Medicina Alexis Carrel, que viajó en 1910 para estudiar lo que consideraba, como médico no creyente, «curaciones psicológicas debidas a la histeria de las masas».


Durante el viaje en tren desde París, Carrel administró inyecciones de morfina a una mujer en fase final de una peritonitis tuberculosa, y anotó con rabia en su diario ese caso de fanatismo religioso: llevar a un enfermo grave, en pleno agosto, a morir lejos de casa. Al día siguiente, en la explanada, Carrel vio cómo el color regresaba al rostro de aquella mujer inconsciente y cómo su abdomen, horriblemente hinchado, descendía al tamaño normal. Totalmente desconcertado, el doctor acompañó a Marie Ferrand a la enfermería donde los médicos comprobaron que estaba curada.


Jean-Pierre Bély, un enfermero de Angulema que sufría una esclerosis en placas y llevaba año y medio sin poder moverse ni siquiera en silla de ruedas, se curó de repente el 9 de octubre de 1987. «Cuando estaba en la explanada -relata-, empecé a sentir un tremendo frío y después un calor muy dulce. Por la noche, sentí que alguien me tocaba y escuché interiormente la invitación «levántate y anda». Me levanté y comencé a caminar».


Con su habitual prudencia, la Comisión Médica Internacional de Lourdes esperó 11 años para comprobar que la curación era duradera, y la certificó como extraordinaria el 14 de noviembre de 1998. Declarar un milagro corresponde, en cambio, al obispo de la diócesis de la persona curada, y los requisitos son mucho más exigentes empezando por el más importante: el mensaje espiritual del acontecimiento. En el caso de Jean-Pierre Bély era muy claro, y el obispo de Angulema lo declaró oficialmente. Era el milagro número 66 en la historia de Lourdes.


El protagonista del 63 fue Vittorio Micheli, un soldado del Cuerpo Alpino italiano afectado de un sarcoma en la cadera izquierda. El tumor había destruido la articulación pélvica, y Vittorio fue a Lourdes enyesado de la cintura a los pies. Aun así, insistió en meterse en el agua el 1 de junio de 1963. Millones de peregrinos A su regreso, se sentía bien pero los rayos X seguían mostrando el tumor, y los médicos militares no le dieron el alta hasta que le vieron caminar y comprobaron, asombrados, que se había reconstruido la articulación.


Trece años más tarde, en 1976, el obispo de Trento declaró milagrosa la curación del soldado, que sigue acudiendo a Lourdes como camillero.


El 11 de febrero de 1858, en su primera aparición, la «Muchacha vestida de blanco» no dijo ni una palabra a Bernardette Soubirous, una chiquilla de 14 años que había salido a buscar leña. Simplemente, la miró y le sonrió. Cinco millones de peregrinos acuden cada año a ese lugar. Y en la cueva de Massabielle, la Virgen sigue sonriendo, por sorpresa, a algunos enfermos.

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